Horacio Quiroga es uno de los máximos exponentes de las letras hispanoamericanas de su época y su obra sigue siendo actual, tal vez porque conoció como pocos la ilusión y el fracaso, la contradicción entre el deseo y la realidad. Como bien explica la profesora Ana Alcolea, Quiroga fue contradictorio hasta el final de sus días. Era capaz de de despertar odios y pasiones; se entregaba en cuerpo y alma a todo aquello en lo que tenía fe: la amistad, el amor, la selva... Su personalidad rompía con los arquetipos del intelectual urbano. Los Cuentos de la selva para los niños (1918), relatos que Quiroga inventaba para sus propios hijos durante su estancia en Misiones, están llenos de ternura y de lecciones morales. Ofrecen, en conjunto, un racimo de valores educativos, extraídos del comportamiento animal, al estilo de lo que fueran las fábulas de Esopo. Los ocho cuentos, con el hombre como máximo depredador de la Naturaleza, son de perenne actualidad, por su estilo y por su compromiso.
Ficha técnica
Editorial: Editorial Edaf, S.L.
ISBN: 9788441420106
Idioma: Castellano
Número de páginas: 168
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 27/05/2008
Año de edición: 2008
Plaza de edición: España
Colección:
Biblioteca Edaf Juvenil
Biblioteca Edaf Juvenil
Alto: 18.0 cm
Ancho: 11.0 cm
Peso: 140.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Horacio Quiroga
Nació en Salto (Uruguay) el 31 de diciembre de 1879, y murió en Buenos Aires el 19 de febrero de 1937. Inició sus actividades de escritor con un libro de versos, Los arrecifes de coral. Es considerado como el maestro del cuento, por la atmósfera de alucinación, crimen, locura y estados delirantes que pueblan sus narraciones. En 1908 publicó su novela Historia de un amor turbio, y al año siguiente se instaló con su joven esposa en una finca precaria en sus tierras misioneras, desempeñando el cargo de Juez de paz y oficial del Registro Civil de San Ignacio.Un doctor le diagnosticó cáncer de estómago. Quiroga no dijo ni una palabra. Salió a dar una vuelta por la ciudad y esa misma medianoche se suicidó con cianuro.