Desde la avidez y el asombro del viajero que no soslaya su rico bagaje intelectual, Luis María Marina traza en Limo y luz la cartografía íntima de la ciudad que lo alojó bajo la transparencia de sus máscaras. Devorador de ciudades, como Alfonso Reyes definía a los diplomáticos, el autor nos adentra en los laberintos de la multiculturalidad y el acontecer de la macrópolis siguiendo el hilo de su vocación profesional tramado con la intuición crítica del poeta.