DEL JUEGO AL ESTADIO: REFLEXIONES SOBRE ETICA Y DEPORTE

Un libro que habla de deporte y ética, del recorrido entre el juego recreativo y la profesionalización, del dopaje y el sexismo, de la mercantilización del deporte y de los deportistas de élite, de cíborgs y androides. Sin olvidar otras cuestiones como el papel de los medios de comunicación, el marketing, el espectáculo o la industria que crece en torno al deporte.Los autores recurren a anécdotas y ejemplos concretos en las diferentes prácticas deportivas para reflexionar sobre los valores, o contravalores, que representa hoy el deporte, especialmente el fútbol.En la parte final del manuscrito se narra la experiencia personal de Claudio Tamburrini, detenido y torturado durante la dictadura de Videla en Argentina y que, junto con tres compañeros, protagonizó una increíble fuga del centro de detención y torturas Mansión Seré.“El deporte está muy necesitado de obras como esta, que ayudan a pensar y a considerarlo un derecho, uno más de los que, como tantos otros actualmente, nos quitan con el propósito de acumular más riqueza a costa nuestra”. Ángel Cappa (prólogo)“El mejor futbolista es aquel que mejor juega, no el que más trofeos atesora. Ni Maradona ganó el Balón de Oro, ni Mágico González se hizo con título alguno a lo largo de su carrera deportiva. Ambos, sin embargo, sonreían cuando jugaban porque se divertían. También lloraban, porque se emocionaban. […]Estas páginas resultan un campo de juego en el que, como señalan Jacobo y Claudio, el deporte se vuelve ventana y espejo del mundo en el que nos ha tocado habitarnos”. Ángel Luis Lara (epílogo)“Este libro no tiene voluntad de vencer por puntos, sino de intentar abrir una puerta a la reflexión, desde un punto de vista ético. Ese sería el mejor resultado. Esperemos que el lector disfrute del encuentro”. Jacobo Rivero“Del juego al estadio tiene la intención de plantear algunas cuestiones generalmente olvidadas cuando hablamos de deporte y ética. Esperemos que sea útil para el pensamiento, el análisis y la capacidad reflexiva”. Claudio Tamburrini