«El Diario de Canadá es un punto de inflexión en la vida y la obra de Whitman. El viaje a Canadá de Whitman fue de hecho suficiente para que el poeta viviera o volviera a recuperar el gusto por la vida o el placer de meramente existir. Leer el Diario de Canadá, que como pasa con cualquier Diario es un reflejo preciso de la continuidad de su escritura, se convierte en una prueba de lectura interminable que trasciende las condiciones de la escritura bajo el aura aparente de un mito o relato en la misma medida en que sucedía con el proceso de corrección interminable al que se vería sometido Hojas de hierba. La humildad del lector permitiría entonces que la democracia que aún no ha tenido lugar en la historia encontrara en la escritura de Whitman su propia vida o hábitat insuperable. De esta manera, el énfasis implícito en el papel que deberían desempeñar para Whitman los Estados Unidos como una parte de América y no una totalidad es la clave de lectura del Diario de Canadá, el único viaje que Whitman realizó durante su vida fuera de los Estados Unidos y una nueva lección para los tiempos modernos sobre lo que podía significar América para los propios estadounidenses si miraran hacia Canadá y sin necesidad de salir de América».
Ficha técnica
Editorial: Apeiron Ediciones
ISBN: 9788494425288
Idioma: Castellano
Número de páginas: 104
Tiempo de lectura:
2h 23m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 24/11/2015
Año de edición: 2015
Plaza de edición: España
Número: 6
Alto: 2.1 cm
Ancho: 1.5 cm
Peso: 150.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Walt Whitman
Nació en 1819 en West Hills, Long Island. Trabaja como aprendiz en una imprenta y como chico de oficina en un bufete de abogados, pero enseguida se cambió a un periódico. Despues trabajó como como maestro. Entre 1838 y 1839 publicó el Long-Islander, en Huntington. Durante dos años fue editor del famoso Brooklyn Eagle. Es el poeta norteamericano más conocido y el primero en desvincularse de los cánones de la poesía inglesa. Durante la Guerra de Secesión, asistió a soldados heridos en un hospital militar del bando norteño en la ciudad de Washington. Prosiguió con su trabajo para el gobierno hasta 1873, en que sufrió un grave ataque que le dejó como secuela una parálisis parcial. Falleció en 1892.