Solemos hablar poco de las herencias intelectuales y artísticas; no es suficiente que figuren como una seña de identidad de nuestro panorama cultural; hay que conquistarlas y tomar cuenta de su significación. En españa el Greco es un patrimonio excelente, maltratado y expoliado durante siglos. No hemos sabido soportar el salto cualitativo de su obra y su novedad intensa que sigue abriendo senderos de ascensión espiritual. Estamos a las puertas del año cultural en busca del "Griego de Toledo", el pintor de almas que se emancipó de la tradición con un lenguaje extraño y un tratamiento inédito en la forma de entender la pintura; en ella trasvasó a la mística de Siglo de Oro Español, y desde ella en toledo se proyectó hacia el futuro. El método más adecuado para enriquecernos de la herencia de los grandes maestros es descubrirla, reconocerla, admirarla, y reivindicar de lleno su excelencia.