Las comunicaciones entre el mundo espiritual y el corporal están en la naturaleza de las cosas y no constituyen ningún hacho sobrenatural. Por esta razón se encuentran vestigios de ellas en todos los pueblos y en todas las épocas. Hoy son generales y evidentes para todo el mundo. Los espíritus anuncian que los tiempos designados por la Providencia para una manifestación universal han llegado ya y que, siendo ministros de Dios y agentes de Su Voluntad, su misión es la de instruir e ilustrar a los hombres, abriendo una nueva era a la regeneración de la humanidad. Este libro es la recopilación de su enseñanza. Ha sido dictado y escrito por orden de los espíritus superiores, a fin de echar los cimientos de una filosofía racional, libre de las preocupaciones del espíritu de sistema; nada contiene que no sea expresión de su pensamiento y que no haya sido comprobado por ellos. A lo largo de todo el texto es posible percibir cuán magistralmente Allan Kardec ordena pensamientos constructivos y entusiastas, capaces de contrarrestar con eficacia el atávico miedo a la muerte. Además, la racional exposición de su enseñanza robustece no sólo la fe en los preceptos espiritistas sino que, con igual potencia, despierta una inextinguible esperanza en la vida futura...
Ficha técnica
Editorial: Kier (Argentina)
ISBN: 9789501713091
Idioma: Castellano
Número de páginas: 277
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 05/07/2006
Año de edición: 2005
Plaza de edición: Buenos Aires
Peso: 240.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Allan Kardec
Allan Kardec, seudónimo de Hyppolyte Leon Denizard Rivail, (Lyon, 3 oct. 1804 –París, 31 mar. 1869). Codificador del espiritismo y pedagogo. Hijo de un abogado, comenzó sus estudios en Lyon, completando su educación en letras, ciencia y medicina en el Instituto Pestalozzi de Yverdon (Suiza) Poseedor de una inteligencia penetrante y amplio espíritu observación. Rivail captó la simpatía de Pestazzoli, quien lo designó su colaborador. Tenía 19 años cuando comenzó a ocuparse del magnetismo, y más tarde, interesado por el misterio de las mesas giratorias, tomó contacto con el mediumnismo dedicándose desde 1850 de lleno a su estudio. En 1856, influenciado por unas supuestas comunicaciones de un espíritu que decía ser su guía protector y le reveló que debía cumplir una gran misión, se abocó con gran fervor a la difusión y codificación de la causa espírica. Adoptó el seudónimo de Allan Kardec (nombre que había llevado en una reencarnación anterior en tiempos de los druidas) y publicó en 1857 Le livre d’esprits, su obra fundamental, que alcanzó enorme difusión y se convirtió en texto básico de la doctrina. Poco antes de morir sentó las bases de una organización que debía continuar su obra. Por su doctrina filosófica, método científico y moral universal, las enseñanzas espíritas de Allan Kardec obtuvieron rápida difusión por todo el mundo, conquistando millones de adherentes.