Esta novela conjuga un estilo de excepcional belleza con un interés narrativo que no decae, ofrece personajes y biografías frente a los cuales es imposible permanecer indiferente. En este relato, que bien podría leerse como un caso clínico, Bauchau crea a Orion, un paciente de un hospital de día. El autor le regala las palabras que permiten al personaje decir lo indecible de sus sufrimientos, a la vez que nos lleva a transitar por la compleja relación transferencial que por años lo liga a Véronique, su terapeuta. Al recorrer los capítulos, que transcurren al ritmo inquietante de la locura y la creación, el lector descubrirá que la narración de la vida de Orion también concierne a otras historias y a muchas vidas.