El príncipe ha sido una obra decisiva para la historia de las ideas políticas, inaugurando la Edad Moderna, como fruto representativo de aquella época que llamamos Renacimiento y que quiso ser aurora. Aunque ha sido estigmatizado como libro maldito por excelencia, lo cierto es que cambió radicalmente la visión del hombre y de la vida pública. Desde entonces, el primero aparece como sujeto de la historia, capaz de modificarla y de construir un futuro a su medida, y la segunda se presenta como un conjunto de hechos y de relaciones, producto de la acción humana, como tal productor y objetivable y susceptible de un estudio científico que permita controlar adecuadamente su desarrollo. Un nuevo concepto, el de Estado, plasmará de aquí en adelante esa objetivación de la vida colectiva, y una nueva ciencia, la política, se encargará de su análisis, convirtiéndose en auxiliar imprescindible de la acción, iluminándola y aumentando su eficacia, rescatándola de las fantasías, de la improvi-sación y la arbitrariedad. Esta ciencia política proclama su independencia de todas las obras disciplinas, incluida la moral, y, en manos de Maquiavelo, no quiere limitarse a ser análisis paciente de los hechos, sino que aspira a constituirse en efectiva herramienta de futuro. Prólogo de Ana Martínez Arancón.
Ficha técnica
Traductor: Helena Puigdomenech
Editorial: Tecnos
ISBN: 9788430943418
Idioma: Castellano
Número de páginas: 152
Tiempo de lectura:
3h 33m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 21/10/2005
Año de edición: 2005
Plaza de edición: Madrid
Alto: 19.0 cm
Ancho: 12.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Nicolás Maquiavelo
Nicolás Maquiavelo (1469-1527), después de unos años de política activa, al servicio de la república florentina, se vio forzado a retirarse a la vida privada. Entonces redactó sus obras fundamentales, la más famosa de las cuales es la que aquí se edita, convirtiéndose en uno de los indiscutibles fundadores de la teoría política moderna. Su condición de innovador echó sobre su nombre odios e insultos, sin logar disminuir su fama ni atenuar su influencia.