Ernst Weiss aborda en El testigo ocular un tema tan importante como delicado: el ascenso al poder de Hitler, de quien el mismo fue víctima, pues se convirtió en uno de los numerosos exiliados que optaron por el suicidio, en su caso como consecuencia de la entrada de las tropas alemanas en París en 1940. Con gran precisión, Weiss relata la historia de un joven medico que, a finales de la Primera Guerra Mundial, consigue curar por medios hipnóticos al cabo H. de su ceguera histerica y, posteriormente, debe comprobar las terribles dimensiones de su heoricidad científica: su antiguo paciente logra hipnotizar a los alemanes hasta el punto de transformar el país en un autentico recipiente de ceguera colectiva. A traves de los distintos episodios que jalonan la vida del narrador, Weiss señala algunos factores que propiciaron el exito del ideario nacionalsocialista en la Alemania de su tiempo. Por ello, en 1963, año de la publicación póstuma de El testigo ocular, Hermann Kesten afirmó que en esta novela el verdadero protagonista es el pueblo alemán: "Tambien [este] fue testigo ocular, más aún, fue el autentico testigo ocular".
Ficha técnica
Traductor: Alfonsina Janés
Editorial: Siruela
ISBN: 9788478446582
Idioma: Castellano
Número de páginas: 264
Tiempo de lectura:
6h 15m
Encuadernación: Tapa dura
Fecha de lanzamiento: 14/03/2003
Año de edición: 2003
Plaza de edición: Madrid
Número: 157
Alto: 21.5 cm
Ancho: 14.0 cm
Peso: 438.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Ernst Weiss
Ernst Weiss (1882-1940) nació en Brno –actualmente en la República Checa– en el seno de una familia judía de comerciantes de telas. Estudió medicina en Praga y ejerció como cirujano en Berna, Viena y Berlín. Su interés por la literatura se desarrolló en paralelo al de la medicina, y desde 1913 en adelante se relacionó con el conocido Círculo de Praga, formado por Franz Kafka, Max Brod y Franz Werfel. Fue médico militar durante la Primera Guerra Mundial, pero abandonó la carrera en 1920 para dedicarse a la escritura y se asentó en Berlín, donde residió hasta 1933. Ese año tuvo que volver a Praga para cuidar de su madre, y tras el ascenso al poder de Hitler ya no pudo regresar a Alemania. Se exilió en París, donde llevó una vida penosa, y se suicidó en 1940 justo cuando los nazis ocuparon la ciudad.