El protagonista de este relato es, sin duda, el generoso y un poco pedante vicario Primrose, un amante padre de familia pintado con tanto humor como ternura. Su ruina económica desencadena una tormenta de calamidades sobre el y los suyos, que tienen que afrontar antes de llegar al repentino desenlace: engaños, amores no correspondidos, raptos, duelos... Son tantas las desgracias, que el lector se pregunta cómo pueden soportarlo. Pero Primrose confía siempre, y con paciencia, en que todo termine bien. La novela es, pues, una apertura a la esperanza. Historia plena de ironía y lirismo, El vicario de Wakefield sigue la estela de otras obras de los grandes autores del XVIII, y se ha mantenido a traves del tiempo como una atractiva lectura. Oliver Goldsmith nació en Pallasmore, Irlanda, en 1728. Hijo de un pastor anglicano, se educó en Dublín, y más tarde estudió medicina en Edimburgo y Leiden (Holanda). Tras un largo viaje por la Europa continental, en 1756 se instaló en Londres, donde colaboró en varias revistas literarias mientras ejercía diversos trabajos. Entre 1761 y 1771 escribió obras por encargo: biografías, una historia de Roma y otra de Inglaterra. En 1766 apareció la novela que había de darle prestigio universal: El vicario de Wakefield, constantemente reeditada.