El yo y el ello es el libro de la segunda tópica, donde se introducen dos nuevas figuras: el ello (término tomado de Groddeck) y el superyó (el otro nombre del ideal del yo). Esta segunda tópica prolonga la primera (consciente, preconsciente, inconsciente); el yo, «esencia-superficie», ligado al sistema percepción-conciencia y vuelto hacia el mundo externo, es también un «ser fronterizo», que confluye con el ello (pulsional, inconsciente, pero también hereditario); de igual modo, el superyó, instancia moral y crítica, está también, como heredero del complejo de Edipo, más cerca del ello que del yo. Más que integrarla a ella, Freud injerta en esta nueva partición del aparato psíquico el segundo dualismo pulsional (Eros y pulsión de muerte).
Ficha técnica
Editorial: Amorrortu
ISBN: 9789505188604
Idioma: Castellano
Número de páginas: 128
Tiempo de lectura:
2h 58m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 08/02/2016
Año de edición: 2016
Plaza de edición: España
Alto: 2.0 cm
Ancho: 1.1 cm
Grueso: 0.1 cm
Peso: 145.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Sigmund Freud
Sigmund Freud (6 de mayo de 1856, en Příbor, Moravia, Imperio austriaco (actualmente República checa)-23 de septiembre de 1939, en Londres) fue un médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX. A principios del siglo (1900), publicó La interpretación de los sueños, extensísimo libro donde Freud desarrollaba una tesis fundamental: los sueños no sólo son un producto psíquico desechable, como se creía hasta el momento, sino que representan un trabajo psíquico normal lleno de sentido. Sus grandes contribuciones al diagnóstico del estado de nuestra cultura son: El porvenir de una ilusión (1927), El malestar en la cultura (1930), Moisés y la religión monoteísta (1939). Ya con anterioridad, a través de obras entre las que destaca Tótem y tabú (1913), inspirada en el evolucionismo biológico de Darwin y el evolucionismo social de Frazer, había dado testimonio de hasta qué punto consideró que la importancia primordial del psicoanálisis, más allá de una eficacia terapéutica que siempre juzgó restringida, residía en su condición de instrumento para investigar los factores determinantes en el pensamiento y el comportamiento de los hombres.