La relación arte-crimen ha sido siempre estrecha. Poco amigable en ocasiones, cuando la represión institucional golpea la creacióna rtística. Ya se sabe, la justicia, como la serpiente, solo muerde a los descalzos, y bohemios, comicos, buhoneros, dibujamyes o plumillas, son paradigma de vulnerabilidad. Esta miscelanea pretende acercarse a ciertas cuestiones penales, no desde la óptica jurídica, sino desde la mirada penetrante y libre del artista