Nacido en Grecia y de origen irlandés, educado en Inglaterra y residente durante veinte años en los Estados Unidos, donde inició su carrera literaria, de Lafcadio Hearn (Isla Leucada, Grecia, 1850 Tokio, 1904) puede decirse, sin exageración, que tuvo una vida difícil y errabunda, que no tuvo más remedio que dedicarse al periodismo para sobrevivir y que eligió, razonablemente, ser escritor y (cosa bastante más improbable en su tiempo) ciudadano japonés. Los quince últimos años de su vida los pasó en la ciudad de Tokio, casado con una descendiente de una familia de samuráis con quien tuvo cuatro hijos y convertido al budismo, bajo el nombre de Koizumi Yakumo. A su nueva tierra adoptiva, el Japón, dedicó una docena de imprescindible volúmenes. Sin injusticia alguna se le considera un excelente narrador y el introductor de las culturas de oriente, en especial la japonesa, en Europa y América, donde sus libros alcanzaron un notable éxito. Fantasmas de la china y el Japón, una muy representativa antología de sus cuentos fantásticos, fue el primero de sus libros editado en castellano. Lo rescatamos ahora en la tersa traducción original del un día afamado poeta uruguayo Armando Vasseur, que se ha convertido en un desconocido sin dejar de ser un clásico; o viceversa.
Ficha técnica
Traductor: Álvaro Armando Vasseur
Editorial: Espuela de Plata
ISBN: 9788415177326
Idioma: Castellano
Número de páginas: 208
Tiempo de lectura:
4h 54m
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Fecha de lanzamiento: 04/07/2011
Año de edición: 2011
Plaza de edición: Sevilla
Número: 8
Alto: 21.0 cm
Ancho: 15.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Lafcadio Hearn
Lafcadio Hearn (1850-1904) Escritor, traductor y orientalista de origen irlandés, fue uno de los máximos divulgadores de la cultura japonesa en Occidente. Nacido en una isla del Mar Jónico, creció en Europa y se marchó en 1869 a Estados Unidos, donde trabajó como periodista. Tras publicar allí Fantasmas de la China (1887), Chita (1889) y otros libros, partió en 1890 a Japón con la intención de escribir una serie de artículos para la revista Harpers. Se enamoró del país, se volcó a la enseñanza universitaria y concibió una docena de obras sobre Japón: Visiones del Japón menos conocido (1894), Kwaidan (1904) y Japón, ensayo de interpretación (1904), entre ellas. Casado con Setsuko Koizumi, oriunda de una familia de samuráis, tuvo con ella cuatro hijos y cambió su nombre por el de Yakumo Koizumi.