¿Quién decide si estoy enfermo o sano, cuerdo o loco, si he de tratarme el colesterol, la osteoporosis o la tristeza, si debo medicarme o ser operado? Cada vez más, es el médico quien decide estas cosas. Nosotros, los ciudadanos, sanos o enfermos, ya no mandamos sobre nuestros cuerpos ni sobre nuestra vida. Nos han expropiado la salud. Los autores llaman «expropiación de la salud» al proceso por el cual los médicos y el sistema sanitario han arrebatado a los ciudadanos el derecho a decidir sobre lo que más les concierne: la salud, el cuerpo, la manera de vivir la enfermedad o de entender en qué consiste estar sano. «La expropiación de la salud» es un libro para todos, profanos o especialistas, enfermos o sanos. A los ciudadanos les recordará cuáles son sus derechos perdidos y casi olvidados. A los médicos y profesionales de la sanidad les permitirá reflexionar sobre los excesos en los que suelen incurrir. Somos víctimas de unos «conocimientos» que permiten al sistema sanitario imponer un museo de horrores sin ciencia. Se medica y se mediatiza a la población: se droga a los niños con anfetaminas (por ser demasiado activos) y a los ancianos con antidepresivos (sin tener depresión). En su versión extrema, la medicina sin límites llega a apropiarse de la salud, del desánimo, del vacío existencial, del miedo al futuro, del embarazo, del parto, del dolor, de la enfermedad, del envejecimiento y de la muerte. De todos ellos trata este libro, que analiza teorías y prácticas y revisa numerosos casos clínicos que sirven de ejemplo y base para la reflexión.