A comienzos de 1917, la coalición aliada en la
Primera Guerra Mundial estaba en crisis mientras la presión alemana
empujaba al Imperio Ruso, debilitado por la guerra, al borde del
colapso. Los otros aliados trataron de apuntalar al tambaleante
gobierno ruso mientras se fragmentaba internamente en los meses
siguientes. Finalmente cayó en noviembre de 1917 con un nuevo
régimen reemplazándolo que prometía salir de la guerra.
Desesperados por mantener el Frente Oriental contra las Potencias
Centrales, los aliados decidieron intervenir. Sin embargo, con sus
recursos empleados en otras partes, necesitaban una fuente de
fuerzas militares para su despliegue en Rusia. Después de continuas
llamadas aliadas de ayuda, el presidente Woodrow Wilson acordó con
renuencia en julio de 1918 proporcionar tropas norteamericanas para
dos expediciones.
El objetivo de Wilson era aplacar a los aliados sin intervenir en Rusia
de manera importante. Las contribuciones norteamericanas, las
Fuerzas Expedicionarias Norteamericanas en Norte de Rusia
(FENNR) y las Fuerzas Expedicionarias Norteamericanas-Siberia
(FEN-S), consistían en aproximadamente 14.000 hombres. Wilson esperaba que este empleo de fuerzas,
aunque pequeña en número, reforzaría la posición norteamericana en las negociaciones de paz de la
posguerra. Sin embargo, no tenía un objetivo específico o a largo plazo en Rusia, lo que generó
preguntas de los participantes y del público norteamericano sobre el propósito de las expediciones. Sin
una misión clara o logros tangibles, las expediciones lograron poco antes de ser retiradas en 1920.
Finalmente, se desvanecieron de la conciencia pública, dejando las preguntas de su significado general
en gran parte sin responder.