Amelius Goldenheart, tras haberse criado en una comunidad socialista cristiana en Estados Unidos, regresa a su Inglaterra natal para conocer mundo y alejarse del amor de una mujer con una misteriosa tragedia en su pasado. Con veintiún años, Amelius llega a Londres con una carta de presentación dirigida a John Farnaby y se enamora de su sobrina Regina. A pesar de los recelos de Farnaby, su esposa ve con muy buenos ojos al joven y le confía un secreto y una misión: encontrar a la hija recién nacida que le robaron hace dieciséis años.Paulatinamente, el joven Amelius se va implicando más en las desdichas de unas mujeres unidas por su relación con el joven y por los secretos del pasado; unas mujeres a las que, pese a sus intentos por encontrar la felicidad, la vida sólo les devuelve desgracias y decepciones; unas hojas caídas. En la Inglaterra victoriana, los ideales y principios de Amelius chocarán de frente con las estrictas normas de la sociedad en su intento por ayudar a esas hojas caídas. ¿Conseguirá superar los prejuicios y alcanzar la felicidad? "En Las hojas caídas, Collins expresa de modo especialmente descarnado tanto ciertos hechos esenciales de su propia vida (y es, por tanto, una novela de alto contenido autobiográfico, siempre que se sepa leer a una luz apropiada) como sus propias convicciones y creencias: Amelius es, en cierto modo, un Cándido que proviene de la inocencia del Nuevo Mundo y se encuentra con la corrupción del Viejo Continente."
Ficha técnica
Editorial: Belacqua
ISBN: 9788496694453
Idioma: Castellano
Número de páginas: 474
Tiempo de lectura:
11h 20m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 19/09/2007
Año de edición: 2007
Plaza de edición: Barcelona
Colección:
Verticales de Bolsillo
Verticales de Bolsillo
Especificaciones del producto
Escrito por Wilkie Collins
(8 de enero de 1824, Londres - 23 de septiembre de 1889, Londres) William Wilkie Collins fue un novelista, dramaturgo y ensayista inglés, iniciador de la novela de detectives. La primera obra de Collins fue una biografía de su padre, el pintor William Collins, un año después de su muerte, en 1848. A partir de ahí empezó a escribir ficción, y en 1851 conoció a Charles Dickens, con el que entabló una gran amistad que duró hasta la muerte de este último, basada en la mutua admiración y la colaboración.
Las personas que estudiaron las vidas de ambos personajes coinciden en que ambos genios se influyeron mutuamente: Collins desarrolló su sentido del humor y afiló su talento para la caracterización de personajes; mientras que Dickens construyó tramas más sólidas y con mayor suspense.
Dicha habilidad para el suspense y para la creación de atmósferas de misterio destaca en las obras maestras de Collins: La mujer de blanco, Sin nombre y La piedra lunar. En ellas, Collins estableció las bases de la novela detectivesca, de la que luego bebieron infinidad de autores, entre ellos Agatha Christie y Arthur Conan Doyle.