“Si no hubiese leído las historias de Felisberto Hernández en 1950, hoy no sería el escritor que soy”. Gabriel García Márquez .“No es casual que la abrumadora mayoría de sus relatos haya sido escrita en primera persona (pero Las Hortensias, gran excepción, parecería volcarlo igualmente en el personaje central del cuento en lo que toca a las pulsiones más hondas, acaso las más inconfesables dentro del contexto de su ambiente y de su tiempo). Basta iniciar la lectura de cualquiera de sus textos para que Felisberto esté allí, un hombre triste y pobre que vive de conciertos de piano en círculos de provincia, tal como él vivió siempre, tal como nos lo cuenta desde el primer párrafo. Pero apenas lo reconocemos una vez más –buenos días, Felisberto, ¿cómo te irá ahora, tendrás un poco más de dinero, las piezas de tus hoteles serán menos horribles, te aplaudirán esta vez en los teatros o los cafés, te amará esa mujer que estás mirando?–, en ese reconocimiento que sólo ha tomado unos pocos párrafos se instala ya lo otro, el salto fulgurante a lo único que vale para él: el extrañamiento, la indecible toma de contacto con lo inmediato, es decir con todo eso que continuamente ignoramos o distanciamos en nombre de lo que se llama vivir.” Julio Cortázar
Ficha técnica
Editorial: El Cuenco de Plata
ISBN: 9789871228706
Idioma: Castellano
Número de páginas: 224
Tiempo de lectura:
5h 17m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 01/03/2010
Año de edición: 2009
Plaza de edición: Argentina
Especificaciones del producto
Escrito por Felisberto Hernández
Felisberto Hernández (Montevideo, 1902-1963) fue concertista de piano y, todavía adolescente, trabajó en cines de barrio de su ciudad natal, acompañando con su piano las películas de cine mudo. Su vida itinerante de músico en busca de oportunidades, que se prolongará en la década siguiente y que lo llevará también a Argentina, es el telón de fondo autobiográfico de varios de sus relatos. A partir de los años cuarenta abandona su carrera de concertista para consagrarse a la literatura. Entre sus libros principales recordamos El caballo perdido (1943), Nadie encendía las lámparas (1947) y La casa inundada (1960).