LAS SS O LA CUSTODIA DE LA GRANDEZA ALEMANA

Abordar un tema que ha resultado tan sumamente trascendental, se presenta bastante complejo para el historiador debido a la exigencia que éste tiene de narrar los hechos de manera que no susciten polémica. Por eso, todo su esfuerzo debe centrarse en ser capaz de ofrecer un relato que persiga el fin inequívoco de no alterar en exceso las emociones que esta parte de la historia contemporánea pueda provocar en el lector. Algo que se infiere prácticamente inevitable por tratarse, casi sin lugar a dudas, de uno de los capítulos más hirientes que se hayan vivido en la historia universal. Sobre todo, porque sus repercusiones no se han limitado al escenario político y geográfico; sino que ha rebasado todos los límites posibles, trascendiendo lo puramente histórico para afincarse en el ámbito de la ética y la moral que rigen el comportamiento humano, tanto a nivel individual como colectivo. De este modo, el análisis de una etapa de la Historia que tiene como punto de partida el liderazgo ejercido por un grupo de hombres cuya defensa de sus ideales desataron el infierno más insospechado en el convulso universo de la Europa de las primeras décadas del siglo XX, y como propósito fundamental conquistar el mundo que ellos habían dibujado a través de un poderoso ejército de leales servidores que hicieron de la violencia su modus operandi, no puede dejar indiferente a nadie. Sin embargo, es obligado para el historiador, como decimos, de forma que el lector no adquiera una visión parcial de los hechos, por mucho que, el estudio de determinados contextos históricos, como es el que nos ocupa, poco lugar puede dejar para la interpretación, comprometerse a ofrecer un análisis riguroso de la realidad objeto de estudio para que ésta pueda ser entendida.