LOS GUARDIANES DE SANGRE Nº 3: EL MANUESCRITO DE CAGLIOSTRO

“Habiéndose manifestado la divina providencia ante mi persona cuando abandonaba el pueblo de los constructores de los faraones, habiéndome sido entregada la sangre negra por el destino, ya puedo iniciar en mi propio cuerpo el experimento irreversible con la ayuda de la ciencia y la magia ancestrales de los guardianes de Deir el-Medineh...” Así hablaba el sulfuroso Cagliosotro que aseguraba haber descubierto el secreto de la inmortalidad. No mentía. Un juego de manipulación, de apariencias engañosas y mentiras... En ese mundo de sombras, se dibuja el primer acto de lo que se convertiría más tarde en El Triángulo secreto.