Una herencia envenenada, un teatro madrileño, y tres
hermanos metidos en un buen lío. Ellos, que odiaban el
teatro, tendrán que montar una obra para salvarlo. A
partir de ahí, líos, anormalidades, y unos personajes
únicos. Todo por asumir unas deudas que no han
contraído: pura España 2012... su crisis es también la
nuestra.
Ficha técnica
Editorial: Blackie Books
ISBN: 9788494167638
Idioma: Castellano
Número de páginas: 300
Tiempo de lectura:
7h 7m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 07/10/2013
Año de edición: 2013
Plaza de edición: Es
Colección:
Biblioteca Blackie Books
Biblioteca Blackie Books
Número: BBB8
Alto: 2.1 cm
Ancho: 1.4 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Santiago Lorenzo
Se llama Santiago Lorenzo. Los astros se alinearon para que naciera un buen día de 1964 en Portugalete, Vizcaya, España, Europa, la Tierra. el Universo. Primero miró, luego observó, después filmó y ahora escribe. En todas esas etapas vivió y en ninguna hizo lo que hacen los actores: actuar. Denle una goma de borrar Milan y unas tijeras y les creará un mundo. Aunque hace tiempo que con un teclado hace lo mismo y mejor. Este artista pretecnológico de pulsaciones lentas (quizás por su corazón grande) vive a caballo (o a autobús de varios caballos) entre Madrid y un taller que ha elegido en una aldea de Segovia que podría servir para ejemplificar la recurrente expresión “alejado del mundanal ruido”.
Harto de los tejemanejes del mundo del cine, decidió cederle sus ideas a esto de la literatura, por lo que en 2010 publicó la novela Los millones (Mondo Brutto), uno de los libros del año con un gancho cómico y un golpe más bien trágico: a uno del GRAPO le toca la lotería primitiva; no puede cobrar el premio porque carece de DNI. Desde entonces, ha escrito Los Huerfanitos, se ha deleitado con ábsides de catedrales y ha continuado atacando los vicios de la sociedad de la única forma posible: con la risa, el recurso de los hombres que gozan de una inteligencia libre de presunción. También ha seguido hablando con voz grave, lanzando chanzas coheteras y fumando un pitillo a cada hora en punto con tiros cortos. Ha hecho, en definitiva, muchas cosas, pero su mayor temor continúa siendo caerse a la ría desde lo alto del puente colgante de Portugalete, patrimonio de la Humanidad desde 2006.