«Silvia Rodríguez, de nuevo, recupera con su voz poética,
ese ritmo ético de la nostalgia de los objetos usados, crea un
lenguaje nuevo; un lenguaje que le permite recuperar a un
personaje que vive en su memoria, como un capitán Grant
rescatado de la isla de su recuerdo, el único escenario donde
es posible que el inconsciente nos deje vagar a nuestro
antojo. Y Silvia camina por los caminos de antaño, juega
a antiguos juegos, navega por las acequias o visita lugares
del corazón, en una especie de arquitectura ucrónica que
construye para sí.» (Extracto del prólogo de Ángel Collado)