Postrado en su lecho Equila seguía aferrado a la vida, esquivando una y otra vez a la muerte que lo perseguía sin tregua desde el mismo momento de su concepción. Unos anacsas lo protegerían, otros lo acosarían, seguros de su importancia en aquel mundo en decadencia que ignoraba que estaba en manos de seres faltos de sentimientos, despiadados que decidían quien vivía y quien moría. Equil...