Llevaba investigando sobre periodismo y ruralidades durante más de dos años cuando, durante un paseo por el campo, me detuve ante un olivo pintado con una flecha. Parecía indicarme que retrocediera. Lo hice. Empecé a observar el rural con otros ojos, advirtiendo los agentes diversos, humanos y no-humanos, físicos y simbólicos, animales y materiales. Entendí que la ruralidad pedía a gritos un periodismo posthumano. Este libro se sumerge en el giro posthumano que experimentan las ciencias sociales y las humanidades. El periodismo posthumano narra los acontecimientos que cristalizan infinitas conexiones en las que operan ensamblajes entre objetos materiales e ideológicos: naturaleza, cultura y tecnología se entrelazan. Hice caso al olivo y retrocedí, para revisar las bases teóricas y conceptuales, también para ejemplificarlas. Hay que volver para imaginar ese periodismo. ¿Me acompañas?