Walter Benjamin no fue simplemente un pensador abstracto, sino un auténtico creador de formas literarias -una nueva en cada nueva obra-. De la variedad de géneros personales e irrepetibles así inventados por él, aquí tenemos dos muy diversos: Personajes alemanes y Crónicas de Berlín. El primero de estos textos es una serie -pensada para publicar en la prensa- de cartas de figuras históricas alemanas de los siglos XVIII y XIX, acompañadas de un breve comentario de Benjamin. La selección, deliberadamente, está casi siempre en tono menor; unas veces, los que escriben son gente de segundo orden, aunque en relación con más importantes; otras veces proceden de grandes personajes, pero en ese caso su contenido y su destinatario no suelen ser trascendentales. Con ello, se logra dar una atmósfera de época, el aire que respiraban los escritores, grandes y no tan grandes. Por su parte, Crónicos de Berlín es una rememoración de los años de niño y adolescente de Benjamin, con imborrable emoción poética. La introducción a corrido a cargo de José María Valverde.
Ficha técnica
Traductor: Luis Martinez de Velasco
Editorial: Ediciones Paidós
ISBN: 9788449301803
Idioma: Castellano
Número de páginas: 152
Tiempo de lectura:
3h 33m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 07/11/1995
Año de edición: 1995
Plaza de edición: Barcelona
Colección:
Pensamiento Contemporáneo
Pensamiento Contemporáneo
Número: 1
Alto: 20.0 cm
Ancho: 13.0 cm
Peso: 155.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Walter Benjamin
Walter Benjamin (Berlín, 1892 - Portbou, 1940) es uno de los pensadores alemanes más originales e influyentes del siglo XX. Se dedicó con el mismo rigor al análisis literario y estético y la teoría filosófica, enriqueciendo todos los campos con conceptos provenientes de la sociología, el materialismo histórico y el misticismo judío. Vinculado a la Escuela de Frankfurt, aunque excluido de la nómina debido al esoterismo —la transversalidad— de su aplicación de la crítica marxista, la existencia de Benjamin transcurrió en los márgenes. El establecimiento del Tercer Reich le obligó a exiliarse en Francia y, de ahí, intentar pasar a España. La persecución nazi creó para él, según escribe en su nota de suicidio, «una situación sin salida»… El 26 de septiembre de 1940 ingirió una dosis mortal de morfina.