REFLEXIONES PARA LA POSPANDEMIA

Si hay algo que nos ha enseñado la pandemia, ha sido la necesidad de cultivar nuestras relaciones de otros modos posibles. La distancia y la lejanía que se instauró en aquellos momentos ha puesto de manifiesto la virtud de cuidarnos y de cuidar para reconstruir un mundo en el que pueda imperar la paz. De esta manera, la pospandemia se abre camino como una etapa en la que es esencial avanzar hacia el establecimiento de culturas para hacer las paces, donde las personas tengamos la capacidad de enfrentar las situaciones de conflicto, los episodios de estrés y las adversidades pacíficamente. En este sentido, habilidades como la empatía, la cooperación, el poder integrativo y el reconocimiento disfrutan de un papel esencial de la mano de la resiliencia. De hecho, el cultivo enérgico de la resiliencia es trascendental para que las personas seamos capaces de adaptarnos a las dificultades, teniendo herramientas tanto para afrontarlas como para transformarlas en escenarios alternativos, en las que prevalezca nuestro aprendizaje en su sentido más positivo. La etapa de la pospandemia nos revela cuán significativo es imaginar otros mundos y encarar sus desafíos creativamente en favor del bienestar humano y de la naturaleza.