Ángel Vázquez es el gran narrador de lo tangerino, de la frustración femenina y del monólogo íntimo. Es uno de los novelistas españoles más originales, inclasificables y malditos del pasado siglo. Con esta magnífica novela, que anticipa y contiene los ingredientes de su obra maestra, La vida perra de Juanita Narboni, Vázquez ganó de forma rocambolesca el premio Planeta de 1962 e inició una carrera literaria ?admirada por Jane Bowles, Carmen Laforet, Juan Goytisolo, Alejo Carpentier o Eduardo Haro Ibars? que sin duda debería estar en la nómina de la mejor literatura meridional europea. «Yo también soy un corrompido. Sin fe en Dios, egoísta y sin ninguna confianza en mí mismo. Homosexual, alcohólico, drogado, cleptómano [...]». ~?Ángel Vázquez en carta a Emilio Sanz de Soto
Ficha técnica
Editorial: El Paseo Editorial
ISBN: 9788419188458
Idioma: Castellano
Número de páginas: 224
Tiempo de lectura:
5h 17m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 01/07/2024
Año de edición: 2024
Plaza de edición: Sevilla
Colección:
Narrativa
Narrativa
Alto: 22.0 cm
Ancho: 14.5 cm
Grueso: 1.3 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Ángel Vázquez
(Tánger, 1929- Madrid, 1980) es más conocido por su figura de escritor maldito que por su excepcional obra literaria, totalmente inclasificable en su época. Autodidacta, políglota, homosexual, alcohólico, Vázquez se crió en un ambiente familiar problemático y condicionado por el sustrato que empapará buena parte de su obra, la ciudad de Tánger. Lector aventajado, al que influye de manera muy especial la obra de Virginia Woolf y de Katherine Mansfield, frecuenta los ambientes culturales que fomentan Jane y Paul Bowles, y traba un fuerte lazo literario con Emilio Sanz de Soto y Carmen Laforet. Entre un mar de precariedades y trabajos ocasionales se estrena con varios cuentos y una novela, Se enciende y se apaga una luz, con la que gana de forma inesperada el premio Planeta de 1962. Publicó una segunda novela, Fiesta para una mujer sola (1964), sin éxito ni repercusión. En 1976 alumbró su obra maestra y una cumbre de la literatura española, La vida perra de Juanita Narboni, por entonces también incomprendida. Poco después, totalmente alcoholizado e indigente, muere en una pensión madrileña, no sin antes quemar sus últimos manuscritos.