Es un hecho incontestable que los varones tienden –se trata, en todo caso, de un mero hecho probabilístico– a morir antes que las mujeres. Esta acreditada tendencia da lugar a que la viudez y sus dolores se asocien antes con ellas que con ellos.
En la tratadística antigua sobre la muerte, tan señalada y aleccionadora, San Agustín encuentra una cierta carencia: no hay preceptos para las mujeres que se quedan en tierra una vez que sus maridos emprendieron el postrero viaje.
En este breve tratado Agustín intenta suplir esa falta, y lo hace con sorpresas: sus consejos no son tan exigentes como cabría pensar –según la imagen más usual que se tiene del cristianismo católico–, y en modo alguno reprueban el reverdecer carnal de las viudas.
Ficha técnica
Traductor: Iván López Martín
Editorial: Guillermo Escolar Editor Sl
ISBN: 9788418981951
Idioma: Castellano
Número de páginas: 80
Tiempo de lectura:
1h 48m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 08/11/2023
Año de edición: 2023
Plaza de edición: Madrid
Colección:
Los secretos de Diotima
Los secretos de Diotima
Alto: 14.0 cm
Ancho: 10.0 cm
Grueso: 1.2 cm
Peso: 110.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por San Agustín de Hipona
San Agustín, obispo de Hipona (345-430), refleja en su vida y en su obra el cambio del Mundo Antiguo a la cosmovisión cristiana. Tras su conversión al cristianismo, admirablemente descrita en sus Confesiones, fue un incansable buscador de la verdad. Amar, pensar y vivir suponían para él los tres vértices del triángulo de la existencia. San Agustín fue el abanderado de la empatía previa al conocimiento intelectual. Como maestro de vida y sabiduría aconsejó el desapego del bullicioso mundo, con sus fastos, honores y ambiciones como la vía idónea para llegar a ser personas completas. Y el amor universal como la mejor solución de conflictos y la más excelsa de las prácticas. Su notable influencia marcó, además del mundo medieval y el Renacimiento, el pensamiento de autores tan modernos y contemporáneos como Descartes, Rousseau, Kierkegaard, Wittgenstein o Hannah Arendt.