Sinopsis de UNA CAMA SUMAMENTE EXTRAÑA Y OTROS RELATOS
Cien años antes de que Alfred Hitchcock mereciera en el cine el título de “maestro del suspense”, William Wilkie Collins lo ostentó en la literatura, con obras ya clásicas como “La piedra lunar”y “La dama de blanco”, precursoras de la novela policíaca y de intriga. Pero el escritor londinense también dejó constancia de su genio en el relato corto, del que son buen ejemplo estas cinco piezas maestras. “Una cama sumamente extraña”, que figura entre sus mejores cuentos, narra la aterradora aventura de un estudiante británico en París, víctima de una original y demoníaca conspiración criminal. “El caldero de aceite” nos lleva a una pequeña aldea de Francia, descorriendo el velo de la idílica cotidianidad para mostrarnos su reverso oscuro y brutal. Parodia del folletín decimonónico, “La cuna fatídica” incide en el conflicto clásico de los niños intercambiados en la cuna para construir un delicioso e hilarante cuadro de costumbres. Finalmente, “El capitán y la ninfa” y “¡Vuela con el bergantín!” son relatos aventureros, de sesgo romántico el primero y de suspense, una vez más, el segundo.
Ficha técnica
Editorial: Terapias Verdes / Navona
ISBN: 9788492840267
Idioma: Castellano
Número de páginas: 160
Tiempo de lectura:
3h 44m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 10/03/2011
Año de edición: 2011
Plaza de edición: Barcelona
Especificaciones del producto
Escrito por Wilkie Collins
(8 de enero de 1824, Londres - 23 de septiembre de 1889, Londres) William Wilkie Collins fue un novelista, dramaturgo y ensayista inglés, iniciador de la novela de detectives. La primera obra de Collins fue una biografía de su padre, el pintor William Collins, un año después de su muerte, en 1848. A partir de ahí empezó a escribir ficción, y en 1851 conoció a Charles Dickens, con el que entabló una gran amistad que duró hasta la muerte de este último, basada en la mutua admiración y la colaboración.
Las personas que estudiaron las vidas de ambos personajes coinciden en que ambos genios se influyeron mutuamente: Collins desarrolló su sentido del humor y afiló su talento para la caracterización de personajes; mientras que Dickens construyó tramas más sólidas y con mayor suspense.
Dicha habilidad para el suspense y para la creación de atmósferas de misterio destaca en las obras maestras de Collins: La mujer de blanco, Sin nombre y La piedra lunar. En ellas, Collins estableció las bases de la novela detectivesca, de la que luego bebieron infinidad de autores, entre ellos Agatha Christie y Arthur Conan Doyle.