VIAJES POR LAS COSTAS DE LA PATAGONIA Y LOS CAMPOS DE BUENOS AIRE S

Un puñado de personajes, entre los que se mezclan aventureros, místicos y comerciantes, dejó escritos los primeros testimonios sobre un territorio todavía inexplorado. El historiador Pedro de Angelis, primer compilador de estos trabajos hacia 1837, fundamenta y explica su selección en la carencia de información sobre los territorios australes; de allí que considera importante ponerlos “a consideración del público”. Aunque no reúnan el rigor de la ciencia o no sean el producto de observadores expertos, estos textos tienen el valor que el contexto de su época debía darles ante la escasez de datos sobre la geografía y el litoral de los territorios del sur. Si bien estos Viajes por las costas de la Patagonia y los campos de Buenos Aires. Informes, diarios y cartas de viajeros (s. XVIII) convocan al lector actual desde otros intereses, cuando fueron publicados por primera vez, seguramente debieron haber operado como verdaderas revelaciones para aquellos que miraban a la Patagonia como un espacio literalmente desconocido y, por ello mismo, misterioso.