El paso del tiempo contribuye a confundir la realidad con el mito. Algunos autores, como Schwob y su discípulo Borges, trabajan a conciencia para urdir creaciones en las que ya es imposible discriminar la parte documental de la parte fantástica. Autores así consideran que esto no es faltar a la verdad, sino mejorarla.
Estas Vidas imaginariasson un buen ejemplo de ello. Publicado en 1896, el libro recoge una sucesión de viñetas impresionistas protagonizadas por personajes reales, históricamente datados, a los que Schwob, a través de una elaboración concienzuda que dota a los modelos de un aura fascinante, es capaz de elevar a la categoría de mitos.
En ello alienta un código ético, y es que todas las vidas son igual de valiosas, sin distinciones de rango. Importa poco que sean lumbreras del pensamiento, salteadores de caminos o modestos artesanos. Schwob ilumina con idéntica ternura y precisión las efigies de Empédocles, Paolo Uccello o Pocahontas. Claro que, al igual que sus personajes, Schwob nació para ser escrito. de modo que el único reparo que puede hacérsele es que olvidó incluir en esta antología de intimidades una última semblanza: la suya propia. Quizá por ello, en su magnífico prólogo, que engrandece aún más la calidad de estas Vidas imaginarias, Eloy Tizón subsana ese descuido para goce del lector.
Ficha técnica
Traductor: Olga Novo Presa
Prologuista: Eloy Tizon
Editorial: Krk Ediciones
ISBN: 9788483672341
Idioma: Castellano
Número de páginas: 192
Tiempo de lectura:
4h 31m
Encuadernación: Tapa dura bolsillo
Fecha de lanzamiento: 08/07/2010
Año de edición: 2009
Plaza de edición: Oviedo
Ancho: 12.0 cm
Grueso: 17.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Marcel Schwob
MARCEL SCHWOB nació en Chaville en 1867 y creció en el seno de una familia de rabinos, médicos, letrados e historiadores. Pese a la brevedad de su vida (falleció en París en 1905, a los 38 años), Schwob fue, y sigue siendo, un escritor de culto. Lector apasionado y hedonista desde la infancia, fue uno de los escritores más refinados y sabios de su tiempo. Su curiosidad era insaciable; su erudición también. Sus amigos (Renard, Remy de Gourmont, Valéry, Colette, Claudel, Anatole France, Oscar Wilde, Stevenson) lo consideraban una biblioteca ambulante. El grueso de su producción literaria se concentra en seis años: Corazón doble (1891), El rey de la máscara de oro (1892), Mimes (1893), El libro de Monelle (1894), Spicilège (1896), La cruzada de los niños (1895) y Vidas imaginarias (1897). En sus obras subyace una obsesiva interrogación sobre la identidad e individualidad humanas.