Cuando se mudó al viejo rancho de su familia, Sierra McKettrick se quedó desconcertada por lo atractivo que era el encargado del rancho, Travis Reid. Entonces su hijo empezó a decir que había visto a un misterioso niño por la casa y una vieja tetera de la familia parecía empeñada en aparecer en los lugares más inesperados, y Sierra se dio cuenta de que Travis era la menor de sus preocupaciones. En 1919, la viuda Hannah McKettrick vivía en el rancho con su hijo y con su cuñado, Doss. Los problemas de salud de su hijo y los confusos sentimientos que Doss despertaba en ella ocupaban todos sus pensamientos… hasta que la tetera empezó a desaparecer.
Meg McKettrick deseaba tener un bebé… lo del marido era algo opcional. Brad O’Ballivan parecía el padre perfecto, pero ella era tan orgullosa y obstinada como sus antepasados del rancho Triple M y quería hacer las cosas a su manera… al estilo McKettrick. Amor, matrimonio, hijos y una vida que compartir, eso era lo que Brad deseaba, no una sola noche de pasión, un embarazo sorpresa y una mujer incapaz de ceder. Aquélla era una lucha que el duro ranchero no pensaba perder… tarde o temprano domaría el corazón de Meg.