Tres, dos, uno… ¡inhala profundamente! Desde los hospitales victorianos a los clubes de sexo de la década de los setenta, el vapor del popper ha liberado el potencial queer de muchos de nosotros. Est
Tres, dos, uno… ¡inhala profundamente! Desde los hospitales victorianos a los clubes de sexo de la década de los setenta, el vapor del popper ha liberado el potencial queer de muchos de nosotros.