Alberto García Ulecia

Edición preparada por Alberto García Ulecia. Las confesiones de Antonio Mairena reflejan una interesante época de la historia del cantante gitano-andaluz: una de las formas más bellas de la cultura musical de Andalucia. En un estilo espontaneo, su autor nos revela su propia vida, su concepcion del cante y las motivaciones de una estetica que el asume como una herencia, consciente del valor de la misma y de su responsabilidad en la transmision de tal legado. Las constantes y hondas experiencias que Antonio Mairena tiene del cante, la labor que el viene realizando, las circunstancias de su propia vida y su singular protagonismo como cantaor, dan a sus confesiones un gran valor testimonial. Por ello la Universidad de Sevilla considera que presta un servicio a la cultura andaluza publicando el presente libro.

Alberto García Ulecia (Morón, 1932-Sevilla, 2003), es uno de los más grandes poetas de la segunda generación de postguerra. Desde 1964, año de su primer libro, hasta el 2002 en el que publicó El fantasma de Tübingen, su poesía se fue depurando hacia la claridad formal y el contenido ético. Sus versos, de estirpe machadiana, como él mismo reconoció prestan especial atención la emoción sencilla de la contemplación paisajística.Pero no es sólo eso. Su amplia cultura, con raíces bien asentadas en el romanticismo alemán y la tradición poética y popular española, hace de él un poeta singular dentro de su generación.

A la vez que el cante flamenco iba perdiendo sus últimos intérpretes y esencias más hondas, un grupo de aficionados cultos dieron cuenta en escritos lúcidos y melancólicos de ese mundo que se perdía. Como Caballero Bonet o Fernando Quiñones, Alberto García Ulecia (1932-2003) recogió sus opiniones sobre el flamenco en varios ensayos, hasta hoy inéditos, donde se equilibraba de manera magistral el conocimiento, la intuición y el lirismo.Nacido en Morón, ciudad flamencóloga donde las haya, este catedrático de derecho y poeta fue testigo de excepción de muchas veladas de cante auténtico. Sus opiniones fueron rescatadas por su amigo Fernando Ortiz para darnos un libro póstumo que tendrá que convertirse en referencia obligada de los estudios flamencos más puros.

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DERRIBO Pasó la vida. Quedó su huella. La vida, huida. La huella, ciega. De tanta dicha, de tanta pena, sólo un olvido color de ausencia. Pasó el amor. Pasó la guerra. Quedó, oxidada, la primavera. Esta es la historia, la gloria es ésta: cal desconchada de la escombrera.

La mayor parte de esta composición es un soliloquio formado con frases y versos de Friedrich Hölderlin, hilvanados para formar con ellos un discurso unitario. El resto del libro, descripciones que se interfieren o se enlazan con el discurso hölderliniano, son escenas del verano en Tübingen y sus alrededores más de siglo y medio después de la muerte del poeta. En este escenario verde y gris, de lluvia fina y tibio sol, García Ulecia evoca el fantasma, loco y lúcido, del más arrebatado de los románticos alemanes.