Llamado por sus biógrafos y críticos «padre y patriarca de las letras insulares». Considerado el padre de la literatura puertorriqueña por ser el iniciador de una obra de calidad que abarcó todos los géneros: poesía, ensayo, teatro y novela. «Fue hijo de su padre y su madre», esto es, de un capitán español y una mujer natural de la isla. Haciendo equilibrios para continuar sus estudios, terminó fundando La filarmónica con propósito de promover la música y la cultura. Fue trabajador de Hacienda, como su admirado Cervantes. Por un duelo con un oficial de artillería fue desterrado a España, lugar al que después regresaría en varias ocasiones y donde se forma como historiador y dramaturgo, se apasiona por el Siglo de Oro y escribe parte de su obra. Funda el Ateneo Puertorriqueño que ahora lleva su nombre y en el que habrá de morir mientras ofrece una conferencia.
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Precedida por un título atractivo y avalada por un planteamiento argumental ingenioso -un hombre se reencarna con el cuerpo de un amigo con quien su amada le traiciona la misma noche de su muerte -Tapia y Rivera traza en esta obra un retrato mordaz de la vida madrileña de la epoca
Tapia, sátira en mano, se burla y hace de su ambiente social corrupto y oprimido un verdadero sarcasmo ingenioso y divertido, contribuyendo a sentar las bases para lo que luego será la novela fantástica latinoamericana. Alejandro Tapia, "hijo de su padre y de su madre" al igual que Póstumo, es considerado el padre de las letras puertorriqueñas y esta novela de soltura magistral muestra los motivos.