"Fue entonces cuando tome la decisión de empuñar la pluma y ahí me encontre con que cada recuerdo arrastraba a otros cientos. Todo lo viejo y ya medio olvidado resurgía de golpe: mis sueños infantiles, mis anhelos adolescentes, mi juvenil intrepidez, la carcel y el destierro.Esta vez no escribia para ganar tiempo, pues no tenia prisa por llegar a ninguna parte"."La vida... vidas, pueblos, revoluciones y personas muy queridas han aparecido, han mutado y han desaparecido a lo largo del periodo de tiempo que separa las Colinas de los Gorriones y Primrose Hill. El implacable remolino de los acontecimientos ha borrado sus huellas casi por completo. Lo que me rodea ha cambiado. Son las aguas del Tamesis las que fluyen ahora y no las del rio Moscu; una tribu que me es ajena me rodea... Y ya no tenemos camino de vuelta a la patria... ¡Tan solo el sueño de dos niños, uno de 13 y otro de 14 años, permanece incolume!".
"No cabe duda de que el hombre que ha sufrido mucho resiste mejor, pero sólo porque su alma está abatida, debilitada." ¿Cuánto puede, en realidad, sufrir alguien? ¿Cuál es el precio de la resistencia? En apenas cuatro años, y después del fracaso ed las revoluciones de 1848, que le hizo pensar que la Historia le había engañado, Alekzandr I. Herzen hubo de ver cómo también su mundo privado y familiar se desmoronaba: la tormentosa relación de su esposa Natalie con el poeta alemán Georg Herwegh puso en peligro su matrimonio y, aunque superada, dejó sin embargo un grotesco rastro de mezquindades, humillaciones y duelos frustracos; su madre y uno de sus hijos murieron en un naufragio; también Natalie fallecía poco después. Al cabo de seis años, en 1858, una vez "consumido el deseo de venganza", templado "con un prolongado e ininterrumpido análisis", Herzen se dispuso a escribir "un documento de patología psíquica" que prefigura a Dostoievski y cuyas páginas, según Turgu´-eniev, aún "ardían y quemaban".