La teología política no es otra cosa que la experiencia consciente y crítica de las tomas políticas de postura que, acríticamente, han prevalecido en nuestra Iglesia en los últimos sesenta años.
Un jesuita reflexiona en voz alta sobre la Compañía de Jesús como misión abierta al futuro. Como el amor, también el futuro se gana con obras más que con palabras. El autor se encara con las dificultades que encuentra la vocacion que el y sus hermanos aman, en este tiempo "extintor de tradiciones". Lejos de desanimar, estas dificultades empujan a los jesuitas de hoy a redescubrir fundamentales convicciones y talantes que vivieron hace 450 años los primeros compañeros en un tiempo de singular dificultad tambien. El futuro de la Compañia depende de la libre iniciativa de Dios, que es quien puede darle su futuro como la libre iniciativa de Dios, que es quien puede darle su futuro como quiso darle comienzo. La Compañia es "minima" arcilla en las manos de quien puede rehacerla. Lo decisivo para los jesuitas es rehacer su identidad en la fragua de los Ejercicios, reinterpretados desde el contexto cultural y estructural de nuestro tiempo. A esta luz se destacan dos rasgos de la Compañia de Jesus contemporanea: la redefinicion de su mision como servicio a la fe y promocion de la justicia y el encargo de combatir las diversas formas de ateismo. Ambas tareas resultan retoricas si los jesuitas no realizan, en autentica reinterpretcion actual, dos deseos fundamentales de los primeros compañeros: "Ser libremente pobres ", "y ... sin embargo, instruidos". La cuestion de fondo es la permanente conversion de "personas, comunidades e instituciones". ¿Esta teniendo lugar? Arrupe, primero, y Kolvenbach ahora, no dejan de preguntarselo, fraternal y criticamente, a sus compañeros.