Libro incluido en Biblioteca Selecta Forum de Barcelona 2004Kaidara, una de las grandes epopeyas iniciáticas africanas, narra la historia de tres héroes africanos que recorren el camino en busca del «oro» y el conocimiento, y constituye el texto básico de la enseñanza tradicional de los pastores peule del gran meandro del río Níger. La primera versión poética del Kaidara fue publicada en 1966 –en el marco del programa de la UNESCO para la «conservación y presentación de la tradición oral en África»–, por Amadou Hampâte Bâ, humanista, científico y diplomático peule, «ante todo tradicionalista» y guardián de la cultura oral, quien en cierto modo pasó a ser considerado el Homero o el Valmiki de África y, desde luego, un referente de prestigio mundial para el conocimiento de la tradición oral malí. En 1993, el escritor reemprendió la tarea de convertir la tradición oral en lengua escrita, esta vez en prosa, para permitir que los lectores occidentales accedieran al conocimiento de las realidades más secretas que desde siempre habían quedado confinadas a las mentes sabias y ancianas de la tradición africana. De este modo, y con el soporte de la lengua y la formación francesas, Bâ, –el «sabio de Bandiagara», antigua capital del imperio toucouleur de Macina– pudo cumplir con aquel imperativo de la tradición oral, que se pierde en los tiempos, que prescribe la transmisión de lo narrado a las generaciones futuras. Consciente de que «del anciano [o del manuscrito] sólo hay un único ejemplar» Bâ, a través del ejercicio de la escritura, sustrae la oralidad de la fragilidad que la fustiga cuando se aboca en el abismo sin fondo del tiempo y vence una máxima trágica que conformaba el acervo de la comunidad.
Amadou Hampaté Bâ, le grand défenseur de la " tradition orale " africaine né au Mali en 1901, raconte ici l'histoire d'un homme qui fut son ami. Cet homme, voué dès sa jeunesse au dieu " Gongoloma Soké ", dieu des contraires et de la ruse, en portait lui-même les contradictions. Bravant impunément la chance, il nous entraîne dans une suite d'aventures cocasses où nous le voyons, avec pour seules armes son intelligence et sa connaissance des hommes, se hisser au sommet de la puissance et de la fortune, dépouiller les riches au bénéfice des pauvres et, suprême exploit pour l'époque, rouler les " Dieux de la Brousse " d'alors : Messieurs les Administrateurs Coloniaux ! Mais il arrive que les dieux se fâchent...
( Njeddo Dewal, mère de calamité Aux premiers âges du peuple apparut une terrible sorcière, Njeddo Dewal, mère de toutes les calamités, suscitée par Dieu lui-même pour punir les Peuls de leurs péchés