Posteriormente participó en diferentes proyectos relacionados con lo audiovisual, el teatro y la música. Pero siempre manteniendo la escritura como centro de su arte. Sus textos han aparecido en revistas y sitios en la red. Ovulada (Mago Editores/ 2007- Ediciones Amargord 2008) es un libro donde sin duda manifiesta su talento y capacidad de construir historias con situaciones polémicas y llenas de aristas, que pueden parecer ingratas al ojo conservador, tanto en lo temático como posiblemente en lo estructural. Pero esto da lo mismo cuando la poesía fluye sin límites y el sujeto poético se desarrolla a plenitud, como es el caso de este libro.
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Junto al tema central, fijado en el resquebrajamiento de la familia, que bien puede ser cualquier familia, se reconsideran otros sentimientos. Por ejemplo, el amor es abordado a través del conflicto conyugal, de la cotidianeidad, la ilusión, posibles desafectos, etcétera: "sin asco/ revientas mi carne/ sin hambre/ vamos y venimos de la piel sin tocar" (...) "ya no corre amor de tu esperma ni tu sangre/ pieles chillan/ y el silencio es/ lo único que te atraviesa". Existe también una insinuación incestuosa en muchos versos e imágenes, pero no necesariamente en el sentido formal del concepto, sino como una acción de rebeldía ante la ausencia paterna, como un juego o venganza quizá no asumida. Ovulada es un libro de parámetros muy abiertos a lecturas varias, un puntapié a ciertos valores que permanecen aprisionados en las comisuras de la hipocresía. Los versos son fuertes, asumidos y concretos, descarnados y rotundos, como, por ejemplo, los siguientes: "masturbabas a tu madre/ la imaginabas desnuda/ la trajiste a nuestra casa/ y te acostaste con ella/ pero dijiste mi nombre/ desolado/ me pediste un hijo". Por otro lado, dentro de tantos elementos trágicos, se percibe un dejo de ironía y placer narrativo. Una obra literaria refleja también el goce de la escritura, el desdoblamiento de los personajes, las distintas intenciones de cada poema; el mensaje que se pretende asumir. En fin, un segundo libro de Amanda Durán, que pasa del desamparo a la indignación, del dolor al placer, de la desazón a la esperanza; también en la poesía es válida la ley de la negación de la negación, y los elementos literarios van transformándose en su contrario como en un espiral. Es el caso de Ovulada.
La belleza puede que entonces sea precisamente eso: un ciclo, un venganza de la vida ante la muerte. Amanda Durán conoce el idioma lo sufientemente bien como para moldearlo hasta hacer de él un arma afilada con la que no solo combatir lo feo- o la suciedad en la que antes bailabamos- sino tambien para homenajear al ser querido que se fue, que se va, que aunque parezca que con su fuga nos deja sin nada, en realidad nos lo entrega todo: la belleza.