ANA LUZ MENENDEZ

El multilateralismo es uno de los asuntos más candentes en el panorama actual de las relaciones internacionales. Desde su establecimiento en 1945, la Organización de las Naciones Unidas ha provocado tantas decepciones como esperanzas desató con su creación. Hoy, más que nunca, cuestiones como la lucha contra el terrorismo o la guerra de Irak han colocado a la Organización en el ojo del huracán. ¿Son las Naciones Unidas la panacea de todos los males y amenazas que aquejan al mundo cambiante, amenazado, complejo y globalizado del siglo XXI? ¿Es por el contrario una institución caduca de la que se podría prescindir? La verdad se encuentra probablemente a mitad de camino. La Organización de las Naciones Unidas no es un ente abstracto, independiente de los estados miembros que la componen. Las Naciones Unidas somos todos y, por tanto, a todos nos corresponde una responsabilidad en los éxitos y los fracasos de la Organización. Además, las Naciones Unidas pueden y deben desempeñar un papel importante en las relaciones internacionales en el siglo XXI, pero para ello se precisa, entre otras cosas, que todos cooperemos en la urgente e ingente tarea de reformar la Organización. A partir de la propia experiencia de la autora en el terreno práctico, Vulnerabilidad e irrelevancia pretende explicar algunos fracasos y algunos éxitos de la Organización, a fin de trazar las líneas que pudieran llevar a una mayor eficacia de las Naciones Unidas en la búsqueda de soluciones a los problemas -del cambio climático al terrorismo, de la pobreza a Oriente Medio, de los niños soldados a la proliferación de armas de destrucción masiva, en fin, de la vulnerabilidad de los poderosos a la irrelevancia de los menesterosos…-, que a todos nos afectan.