Andreas Marks estudió Historia del Arte de Asia Oriental en la Universidad de Bonn y obtuvo su doctorado en estudios japoneses en la Universidad de Leiden con una tesis sobre grabados de actores del siglo XIX. Entre 2008 y 2013 fue director y conservador jefe del Clark Center for Japanese Art de Hanford, en California, y desde 2013 ha sido conservador de la colección de arte japonés y coreano Mary Griggs Burke, jefe del Departamento de Arte Japonés y Coreano y director del Clark Center for Japanese Art en el Instituto de Arte de Mineápolis.
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Del retrato que hizo Edouard Manet del escritor naturalista Émile Zola ante una estampa japonesa a las meticulosas copias de los grabados de Hiroshige que Van Gogh coleccionó con devoción, los pioneros del modernismo europeo del siglo XIX no ocultaron su amor por el arte japones. En toda su sensualidad, libertad y efervescencia, la xilografia es el ejemplo por antonomasia de la ola de japonismo que primero cautivo a Francia y mas tarde a toda Europa, a menudo en forma de objetos exoticos malinterpretados que contribuyeron a inspirar la creatividad occidental.La xilografia japonesa es un fenomeno sin equivalente en el arte occidental. Algunas de las ideas mas disruptivas del arte moderno entre ellas, como expreso Karl Marx, que todo lo solido se derrite en el aire se inventaron en Japon a principios del siglo XVIII y se expresaron como nunca antes en las obras de maestros de la talla de Hokusai, Utamaro e Hiroshige a principios del siglo XIX.Este volumen, basado en la monografia XXL original, nos desvela un arte muy apreciado pero poco comprendido presentandonos las estampas mas destacadas de la xilografia japonesa en su contexto historico. Desde el desarrollo en el siglo XVII del decadente ukiyo-e, o
La creación de la ruta del Kisokaido fue una orden del entonces sogún de Japón, Tokugawa Ieyasu, que a principios del siglo XVII decretó la construcción de estaciones de descanso en el penoso tramo que iba desde Edo (actual Tokio) hasta Kyoto. Se abrieron posadas, tiendas y restaurantes que proporcionaban alimento y alojamiento a los agotados viajeros. En 1835, el famoso xilógrafo Keisai Eisen recibió el encargo de realizar una serie de estampas que representaran la ruta del Kisokaido. Después de hacerse cargo de 24 de estas estampas, Eisen fue sustituido por Utagawa Hiroshige, que completó la serie de 70 imágenes en 1838.Tanto Eisen como Hiroshige eran reconocidos maestros del grabado. Las sesenta y nueve estaciones del Kisokaido pone de manifiesto los distintos estilos de ambos y su habilidad común. Desde el ajetreado punto de partida de Nihonbashi hasta el castillo de Iwamurata, Eisen opta por una paleta más apagada, pero sobresale en la figuración, sobre todo en la representación de mujeres glamurosas, y se recrea en las imágenes de toda la actividad que se realiza a lo largo del camino, desde el herrado de un caballo hasta campesinos aventando arroz. Hiroshige demuestra su dominio del grabado paisajista con escenas grandiosas y evocadoras, desde las tranquilas orillas del río Ota hasta el imponente paso de Wada o una ascensión a la luz de la luna entre Yawata y Mochizuki.Tomadas en conjunto, las estampas de Las sesenta y nueve estaciones del Kisokaido suponen no sólo un animado ejemplo del arte de la xilografía, con composiciones audaces y un uso experimental del color, sino también un encantador tapiz del Japón del siglo XIX, mucho antes de que apareciera el fantasma de la industrialización. Esta nueva Edición XL de TASCHEN presenta la serie con el formato y la excelencia que merece. Las imágenes reproducidas provienen de la única primera edición de la serie completa que se conoce, lo que asegura la mejor calidad para esta legendaria obra. Una pieza perfecta con la que acompañar las Cien famosas vistas de Edo publicada por TASCHEN, una delicia visual al tiempo que un testimonio de primer orden del antiguo Japón imperial.
Esta edición XXL presenta las influyentes Treinta y seis vistas del monte Fuji de Katsushika Hokusai, un hito de la historia del arte y una obra maestra de la xilografía. Esta delicia visual reúne la
Las xilografías japonesas mostraban paisajes impresionantes, erotismo ruborizante, espíritus y demonios aterradores, y convertían en estrellas a los luchadores de sumo y a los actores de kabuki. Esta edicion reune los grabados excepcionales del periodo 1710-1925, y presenta las mejores impresiones de museos y colecciones privadas de todo el mundo.
La xilografía japonesa es un fenómeno sin equivalente en Occidente. En ella coexisten paisajes imponentes y un erotismo sonrojante, los demonios y las criaturas de otro mundo atormentan a los vivos, y los luchadores de sumo, los actores de teatro kabuki y las cortesanas se erigen como grandes estrellas. Este libro de tamaño XXL nos desvela un...Del retrato que hizo Edouard Manet del escritor naturalista Emile Zola ante una estampa japonesa a las meticulosas copias de los grabados de Hiroshige que Van Gogh colecciono con devocion, los pioneros del modernismo europeo del siglo XIX no ocultaron su amor por el arte japones. En toda su sensualidad, libertad y efervescencia, la xilografia es el ejemplo por antonomasia de la ola de japonismo que primero cautivo a Francia y mas tarde a toda Europa, a menudo en forma de objetosexoticosmalinterpretados que inspiraron la creatividad occidental.La xilografia japonesa es un fenomeno sin equivalente en el arte occidental. Algunas de las ideas mas disruptivas del arte modernoentre ellas, como expreso Karl Marx, quetodo lo solido se derrite en el airese inventaron en Japon a principios del siglo XVIII y se expresaron como nunca antes en las obras de maestros de la talla de Hokusai, Utamaro e Hiroshige a principios del siglo XIX.Este libro revela una...