Anna Sam es la protagonista de las anécdotas y experiencias que aquí se cuentan después de ochos años de trabajar como cajera de un supermercado de las afueras de Rennes, Francia. Tribulaciones de una cajera es su primer libro y ha vendido más de 100.000 ejemplares en Francia en muy pocos meses.
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" Tu vois, si tu ne travailles pas bien à l'école, tu finiras caissière comme la dame. "
C'est dit. C'est pesé, emballé, étiqueté.
Et pourtant...
Elle s'appelle
Prométeme que jamás vas a permitir que nadie te confunda con tu caja. Eres un ser humano, y no un biiiip. Los clientes se creen con derecho a todo, y no es así. Ahí van algunas sugerencias: El cliente - ¿Estás abierta? La cajera educada - Yo no, pero mi caja sí. La cajera en cuestión se llama Anna, tiene veintiocho años, es licenciada en Literatura y lleva ocho años detrás de la caja registradora de un supermercado por cuestión de mera supervivencia. El trabajo no parece muy complicado. Una caja no entiende más que de códigos de barras y de bips, y en el oficio la verdad es que no hay que esperar grandes cambios cuando los días parecen iguales unos a otros, con gente que compra, que viene y que va y que puede llegar a confundir a la cajera con un florero. Y sin embargo, la sucesión de anécdotas, despropósitos y disparates que pueden llegar a producirse a lo largo de un día está muy lejos de la tediosa rutina que suponemos. Es más, como clientes, a menudo olvidamos que se nos está observando y analizando. Se trata pues de ver la otra cara.
Elle s'appelle Anna, elle a vingt-huit ans, un diplôme universitaire de littérature et huit ans d'expérience derrière une caisse de supermarché. Un métier peu propice aux échanges, ponctué de gestes automatiques…Anna aurait pu se sentir devenir un robot si elle n'avait eu l'idée de raconter son travail, jour après jour.Elle vous a vu passer a la caisse. Vous avez été des clients faciles ou des emmerdeurs, riches ou pauvres, complexés de la consommation ou frimeurs. Vous l'avez confondue avec une plante verte ou vous lui avez dit bonjour, vous avez trépigné a l'ouverture du magasin ou avez été l'habitué nonchalant des fermetures. Anna, vous l'avez draguée, méprisée, insultée.Il ne se passe rien dans la vie d'une caissière ? Maintenant, prenez votre chariot et suivez Anna jusqu'a sa caisse.