Los retratos de Amando Casado resultan de su discurso conceptual acerca de la naturaleza de la imagen fotográfica. Más allá de las semejanzas físicas, cada retrato es un ejercicio de escritura que alude a la capacidad expresiva del lenguaje particular de la fotografia. Las imagenes son los productos de una mirada interpretativa y una experiencia sensible proyectadas sobre la personalidad y la obra de quienes se situan al alcance del objetivo del autor. La fotografia escribe con la luz y con ella construye su hermeneutica de la realidad. Escritura transcendental y luminica que, mediante su ascetica concrecion visual, es capaz de sumergirse en la capacidad significativa y poetica de la palabra, escrita, pensada, o pronunciada. Los relatos contenidos en esta obra son, en definitiva, evocaciones sublimes de la existencia vibrante y fecunda de sus protagonistas. (Roberto Castrillo Soto)