La relación socrática entre maestro y discípulo ha dejado una huella imborrable en la forma occidental de entender la enseñanza, tanto la estrictamente instructiva de ciertos conocimientos como, allí donde se apunta a una concepcion integral de la educacion, la mas ambiciosa que aspira a formar la moral de los mas jovenes, transmitir valores e incluso reglas y principios de actuacion politica. Sin embargo, esta huella envuelve cierto misterio que insta a volver una y otra vez a los textos platonicos a fin de esclarecerlos, pero con el resultado, pretendido o no, de que de nuevo nos asombran. Asi se hace en este libro, de la mano de notables especialistas, que recorren los pasos de Socrates en dialogos como el Ion, el Laques, el Gorgias, el Protagoras, el Fedon, el Cratilo o el Teeteto.
Frente al dualismo estricto y el consiguiente rechazo de lo sensible, premisas de la interpretación secular del platonismo, el presente estudio descubre en los diálogos platónicos una visión más equilibrada y matizada sobre el placer, el cuerpo y la sensibilidad. No hay dos mundos absolutamente separados, sino dos órdenes que se manifiestan en un mundo posible: los principios unificadores y permanentes de carácter intelectual explican y fundan las composiciones y las mezclas del fluir sensible. Platón y Aristóteles ya sabían que la inteligencia o es emocional, en la medida en que concede un lugar a las afecciones, o no es inteligencia. Teniendo el bien como fin, el sabio persigue cierto orden armonioso, que le capacita para llevar una vida noble que lo satisface serenamente y lo llena de placer, lejos de la tiranía de los impulsos que, de otro modo, lo someterían a un vagar indefinido e inconstante. En este marco se inscribe la sabiduría platónica, que sabe calcular los placeres auténticos en vista del conjunto de las fuerzas psíquicas y físicas.