Beatriz Olivenza nació en Madrid. Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense y en Arte Dramático por la RESAD. Su dedicación a la literatura se centra en la narrativa. Ha recibido, entre otros, los premios Gabriel Miró y Ciudad de Tudela de relatos, así como los premios Rincón de la Victoria y Provincia de Guadalajara de novela. Su libro Los muertos, los vivos fue finalista en 2011 del Premio Setenil al mejor libro de cuentos publicado en España. Ha publicado las novelas Lo que esconde el cuadro (2007), Oriana y las fieras (2007), Alguien aguarda en el sueño (2011) y La voz de los extraños (2012). En la actualidad ejerce como profesora de Lengua y Literatura en un instituto de la provincia de Toledo.
Recibe novedades de BEATRIZ OLIVENZA directamente en tu email
Un día, Joaquín Solís falta a su trabajo en una empresa de teleoperadores y no vuelve a dar señales de vida. Es un hombre oscuro y poco comunicativo; nadie lo echa en falta excepto Gabriela, una de las empleadas, que esta lejos de su patria y ha compartido con Joaquin momentos de soledad y nostalgia. Un sentimiento de gratitud impulsa a Gabriela a investigar la desaparicion de su compañero. Pero la unica pista que encuentra es un papel con una direccion, un numero de telefono y una misteriosa frase: Mama duerme la siesta. Tirando de ese hilo, Gabriela se adentrara en territorios insospechados.Un día, Joaquín Solís falta a su trabajo en una empresa de teleoperadores y no vuelve a dar señales de vida. Es un hombre oscuro y poco comunicativo; nadie lo echa en falta excepto Gabriela, una de las empleadas, que esta lejos de su patria y ha compartido con Joaquin momentos de soledad y nostalgia. Un sentimiento de gratitud impulsa a Gabriela a investigar la desaparicion de su compañero. Pero la unica pista que encuentra es un papel con una direccion, un numero de telefono y una misteriosa frase: Mama duerme la siesta. Tirando de ese hilo, Gabriela se adentrara en territorios insospechados.
JULIETA lleva desde hace mucho una vida ordenada y monótona. Por las mañanas desempeña con esmero su trabajo de funcionaria; por las tardes se refugia en su pequeño apartamento de soltera. Solo sus noches tienen algo especial: en sus sueños, Julieta se adentra en escenarios sorprendentes, jardines misteriosos, salones abarrotados de objetos inverosímiles, escaleras de caracol y pasadizos que no tienen fin. Se cree la única propietaria de esos extraordinarios espacios hasta que por casualidad los descubre plasmados con detalle en los dibujos de un joven artista. La búsqueda de ese desconocido cambiará para siempre sus días y sobre todo sus noches, porque, a partir de ese momento, en los sueños de Julieta habrá una presencia extraña.