Sus hombres de negocios, retratados como niños vertiginosos y adictos al vicio, resultan difíciles de olvidar. Con un pie en el cartelismo polaco de posguerra y otro en la humorada fanzinera más caradura, Bendik Kaltenborn se ha convertido en la nueva sensacion del cada vez mas presente comic nordico. Su estilo ofrece muchos otros rastros insolitos, un desfile grafico y narrativo que va del lado salvaje de Gary Panter al surrealismo de linea clara de Swarte, del grotesque urbano de Lauzier al estupor lirico de Jerry Moriarty, en paginas que a menudo parecen resueltas con la expresividad de un autor consumado como Christophe Blain. Solo son destellos de lo que muestra este libro imposible, un compendio de trabajos realizados en los ultimos cinco años que sin embargo revela como se va definiendo paso a paso una personalidad inconfundible. Acido, delirante, bobalicon, a veces opresivo, Ojala que te vaya bonito es tambien un libro facil y luminoso, un viaje en forma de tebeo sin depurar y absolutamente original. Nuestro libro favorito del año.
Como ya sucedía en"Ojalá que te vaya bonito", los personajes que pueblan las historias de la nueva antología de Bendik Kaltenborn (Oslo, 1980),"Me gustas mucho, Bendik Kaltenborn", parecen vivir un eterno redescubrimiento de lo que les rodea y de si mismos. Parejas de ancianos, hombres de negocios, skaters y jubilados trapaceros se enfrentan al mundo con la inocencia de un niño y nos demuestran que solo el absurdo y las contradicciones merecen la pena ser vividos. Kaltenborn nos divierte porque el mismo se divierte, porque no tiene ningun problema en ser un tipo inteligente haciendose pasar por bobo, y nos maravilla porque el suyo es un mundo colorido y en eterno movimiento, puro slapstick desatado. Despliega una panoplia de estilos agiles y mutantes que van desde el esbozo fanzinero a la ilustracion cartelista, un festival visual que solo puede provenir de la mano de alguien que maneja numerosas referencias pero que al tiempo es netamente original. En los ultimos tiempos, crece el reconocimiento internacional al autor, en gran medida debido a sus trabajos de ilustracion para The New Yorker y The New York Times y este libro esta repleto de excelentes ilustraciones y a su colaboracion con el musico Todd Terje. Pero no se engañen: todo reconocimiento es poco para un dibujante tan generoso como Kaltenborn.