En 1988 se cumple el cuarto centenario de uno de los episodios navales más célebres de la Historia Moderna europea: el desastre de la Armada Invencible. Enviada por Felipe II para luchar contra la Inglaterra isabelina, la Felicisima Armada -asi la llamaron antes de su partida, cuando esperaba anclada en el Tajo- hubo de enfrentarse no solo a una flota enemiga numerosa y buen armada, sino ante todo a un mar bravio que contribuyo a su derrota.