De la más preciosista y rigurosa metáfora al surrealismo más escaldado a base de escritura automática. De la estructura delimitada por la rima al campo abierto que los hipérbatos llevados a sus más irreverentes cotas permiten. De la contemplación de la naturaleza más pacífica y amable a la vivencia del rudo y gris paisaje urbano. Del recurso más sofisticado al coloquial lenguaje. De la mitología griega a la egipcia. Del amor filial al amor de pareja. De un lado a otro, constantemente, Carlos Muñoz nos lleva de la mano en su salto del abismo que, efectivamente, la aparentemente paradójica situación del título de este libro plantea. Amor hueco, amor que se intenta llenar a toda vista a base de esfuerzo poético.
Año 102 después de Cristo. El emperador Marco Ulpio Trajano reúne el mayor contingente de fuerzas jamás conocido, desde tiempos de Augusto con el fin de aplacar de una vez por todas la rebelión de las tribus dacias, comandadas por el caudillo Decébalo... Pero no siempre ocurre lo esperado...
Puede calificarse de azarosa la vida de Azucena Pí, pero también de despreocupada e impúdica cuando corretea en patinete por los centros comerciales, embarazada de un hijo sin padre, el segundo advenimiento olimpico a nuestro planeta. Puede que si preguntamos a su adorado Manolo de Gonzalo nos concrete el momento y el lugar exacto en que ambos quedaron preñados en un laboratorio, tras ser abducidos por una nave de Nibirua. La pareja renuncio a ser pareja y a la vida placida de millonarios en su palacete de Yecla de Yeltes, en Salamanca. Se fueron felizmente infieles, se lo contaron todo, apetitos de sexo desatados, pasiones existenciales, padecimientos oniricos, sueños reales. Manolo decidio buscar su nada en un retiro con los Hare Krishna en Guadalajara, pero en-contro a su amada Chupi despues de la misteriosa desaparicion de la hija de Dios en la Sierra de Gredos.