Una novela que es un recorrido por la posible vida de un profesor de literatura y sus problemas y conflictos con las drogas, con la enseñanza, con el lenguaje, con esa la desazón que provoca el no reconocimiento, la precariedad economica, los dilemas ideologicos, las crisis esteticas y creativas... De la existencia de este libro tuve noticia a traves de Quintin, critico y comentarista argentino al que merece la pena leer aunque uno nunca o casi nunca este de acuerdo con lo que dice, interpreta u opina. Quintin es, ademas de critico que va "por libre", un hombre enfadado. Mas enfadado con el optimismo de la voluntad que con el pesimismo de la inteligencia, pero en cualquier caso ejerce de ciudadano enfadado y de critico literario que admira, por ejemplo, la alta cursileria literaria de W.G. Sebald y es muy reticente, sin embargo, frente a la sequedad lucida de ese otro gran enfadado con el mundo que es V.S. Naipaul. Recordaba el susodicho a proposito de cierta "literatura escolar" el daño que segun Kurt Vonnegut podia provocar la escuela como mortifera arma de destruccion masiva, y proseguia hablando de las ideas de Ivan Illich acerca de la conveniencia de construir una sociedad desescolarizada, a fin de escapar de la dictadura del profesorado. Y finalm