Hay autores de los que sabemos muy pocas cosas, y aun de lo poco que sabemos no estamos demasiado seguros de casi ninguna. Ctesias de Cnido, quien vivió en la segunda mitad del siglo V y las primeras décadas del siglo IV a.C., es uno de ellos. Como Heródoto, procedía de Caria, en la costa sudoeste de Asia Menor, un territorio perteneciente al Imperio aqueménida (550-330 a.C.). Como su abuelo y su padre, Ctesioco o Ctesiarco, fue médico de profesión, y como tal ejerció en la corte persa en calidad de médico personal de Artajerjes II, de su madre Parisátide y las mujeres e hijos de la familia del Gran Rey. Como fue habitual también entre los médicos griegos, Ctesias desempeñó para él funciones de embajador; fruto de sus viajes por los confines del imperio y de su larga larga estancia en la corte, estas Historias de Persia nos permite conocer cómo los griegos se representaron a la barbarie asiática, a la alteridad persa.
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Cuando en 1978 Edward Said acuñó el concepto de «orientalismo» en su libro homónimo, justamente célebre, y tachó de inventores a Esquilo y Heródoto, quizá no le faltara razón, pero lo cierto es que s
Ctesias de Cnido vivió entre la segunda mitad del siglo v y la primera mitad del siglo IV a. C. Una parte de su vida transcurrió en la corte persa, donde ejerció como médico personal de Artajerjes II. Escribió entre otras cosas un libro titulado Índica o Relaciones de la India. Lamentablemente, esta obra (como las otras que escribió) se ha perdido y la conocemos solo a través de un resumen realizado por el patriarca Focio en el siglo IX y otras citas de autores clásicos. Los fragmentos de su obra se presentan ahora en edición bilingüe en su primera traducción completa al español. Las Relaciones de la India de Ctesias constituyen un testimonio histórico y etnográfico importantísimo, pues son la primera información que el mundo occidental recibe sobre la India antes de la conquista de Alejandro Magno.