a escritura poética de Pablo Antonio Cuadra (Managua, 1912-2002) es la más importante de Nicaragua después de Darío.Su poesía surge como un caudal de la misma tierra que lo vio nacer. Y no hay mejor exponente de su obra que Siete arboles contra el atardecer(1980) donde su paisaje toma carta de ciudadania en el imaginario literario universal.Cada poema se dedica a un arbol particular, de los que abrigaron la vida del poeta y sostienen el cielo americano: la ceiba, el jocote, el panama, el cacao, el mango, el jenisero y el jicaro. Con rasgos de precision botanica, se convierten en figuras dramaticas al modo de los guerreros de Esquilo, que hacen palpable la memoria de su pueblo.Asi, la naturaleza parece dotada de palabra, con alusiones a mitos de origen, lafilosofia nahuatl, griega y cristiana, a fuentes eruditas, cronicas de descubridores y viajeros, vocabulario coloquial español e indigena, terminologia cientifica, canticos tradicionalesCada arbol tuvo su razon de ser en mi vida, dice el poeta.En visperas del centenario de su nacimiento y en el Año Internacional de los bosques, este libro recoge, ademas, otros poemas que corresponden a diversas etapas de su creacion y que amplian su vision de la naturaleza.